sábado, 19 de mayo de 2007

El vecino del trombonista aficionado.

Compró las láminas de cobre, el cautín eléctrico, una regla de acero, cuchillas, soldadura y detalles menores, pagó al contado y se dirigió a su improvisado taller.

Sobre la mesa, descansaba el microondas desmantelado parcialmente. Puso música en volumen bajo, y al heroico son de Wagner, trabajó concentrada y metódicamente. El magnetrón era la parte fundamental, en lo posible debía evitarse desmontarlo o alterar sus circuitos. Con metódico esfuerzo, dibujó y cortó un cono perfecto de lámina de cobre, lo soldó y montó en un panel de fibra que adaptó con abrazaderas y tornillos, respetando la estructura básica del horno de alta intensidad.

Estuvo toda la tarde y parte de la madrugada trabajando en su engendro. No pudiendo concluirlo, dejó todo y se fue a dormir. Solo cuatro días después pudo retomar su trabajo; en tal oportunidad se mantuvo trabajando hasta darse por satisfecho. Movió el aparato, ya concluido, a la parte superior de su casa.

A partir de ese fin de semana, todas las noches, furtivamente, se dirigía a la buhardilla, revisaba el aparato y lo prendía con su máxima intensidad, programándolo para emisiones intermitentes de cinco minutos con lapsos de tres para toda la noche. La factura mensual de electricidad no le importaba en este caso.

A los veinte días, sus intenciones se vieron satisfechas, los vecinos desocuparon la casa de al lado, por grave enfermedad de ambos padres. ¡Ya no debía soportar un trombonista chapucero intentando aprender -sin éxito- alguna pieza completa!.

La exposición a microondas puede desencadenar gravísimas afecciones en los organismos en general; el engendro responsable de la crítica situación del músico aficionado y su esposa, nunca hubiese sido descubierto si no hubiese sido por el gato de los afectados vecinos. Al verse sin amos y abandonado, buscó cobijo en la buhardilla del lado; en determinado momento -asustado por un ruido- se colgó del cordón eléctrico que alimentó el arma improvisada, lo rasgó y generó un cortocircuito, que dio lugar a un incendio.

El cuerpo de bomberos informó a la policía: el origen del fuego fue un cortocircuito generado en un horno de microondas adulterado, muy posiblemente convertido domésticamente en un arma criminal, del cual los propietarios de la casa, deberían dar explicación oficial.

El gato de la justicia salvó su vida, escapó a tiempo del incendio e ignora el hecho de que el neurasténico vecino, hoy es juzgado por varios cargos graves, los cuales jamás se hubiesen conocido, sin su 'involuntaria' intervención.
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