sábado, 2 de junio de 2007

Niño Índigo.

Los padres de Jeremías vivían en un permanente temor y respetuoso amor hacia su único hijo. La madre tenia catorce libros sobre los niños índigo y habiendo inducido a su marido a percibir a su hijo como un ser único y especial, se aseguró de construir un delirio compartido: Jeremías era un enviado celestial.

Había nacido un cuarto día antes de plenilunio de noviembre de año del dragón de tierra, casi a medio día, en un día lluvioso. Aprendió tan rápido que antes del kindergarden leía palabras diversas y escribía su nombre y apellido. Era un niño terriblemente tierno y amigo de los seres vivientes. Amaba el dibujo y se pasaba horas estudiando los personajes de la televisión.

Jeremías -inconscientemente- llegó a considerarse efectivamente un emisario de los cielos. Su humildad obligada, lo forzaba a ser afable y receptivo en la escuela; sus notas escolares eran buenas pero desconcertantes, pues no siempre coincidía con los criterios de sus maestros.

Hasta esa mágica tarde, en la que pretendió pasar entre los tres hooligans de primaria, cual "brisa que elude la roca, viento que no se inmuta".

Su ojo morado y su labio inferior partido, hicieron de un confiado niño índigo, uno todo teñido de sangre, profusamente emanada de sus maternalmente cuidadas fositas nasales, dudando de sus energías superiores y convencido de su discreta complexión.

Los niños matones no mostraron mucha compasión ante la inerme postura de un niñito de menor edad que ellos, como es su negra costumbre. Aún hoy recuerdan y ríen su crueldad.

Si la familia de Jeremías sufrió con su desventura escolar, mucho más sufrieron las convicciones del hogar, al ver al hijo rechazar cuanta práctica de "captar energía" le enseñó su madre hasta ese día.

Jeremías hoy tiene una espada jedi, dos pistolas de luces y uniformes camuflados, vive con su padre, hace deportes y gusta del básquet. Casualmente el uniforme del equipo en el que juega, es índigo. Hoy nadie habla del tema.

Final para damas feministas:

La paliza cruel a Jeremías desató fuerte recriminaciones y tensiones entre los padres del amoratado hijo único. La madre decidió marcharse al ashram de su guía espiritual en las Bahamas, se sabe que hoy se encuentra realizada y se admira de lo ingenua que fue respecto a Jeremías.

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1 comentario:

Delia (Maitri) dijo...

Jájajaaa...acorde a tu tónica, nos regalás un texto inteligente, con esas notas de humor satírico e irreverente que te caracterizan. Más allá de niños índigos, cristal, arcoiris, etc...algo de eso hay. Claro que la gente tiende de inmediato a tomar la información y confeccionarla a su medida, a ver si le sienta.

Un abrazo de aquellos! Y por sino se entiende, significa uno de esos abrazos mulliditos, calentitos y cómodos, en los que uno siente que puede quedarse a vivir...